Este es el blog del grupo de trabajo de la Unidad de Neurobiología Aplicada (UNA, CEMIC-CONICET), que trabaja en el área de pobreza infantil y desarrollo cognitivo. Además de encontrar material sobre el trabajo del grupo, el visitante tendrá oportunidad de interactuar con sus integrantes, acceder a información y comentar las entradas sobre los diferentes temas asociados al área de investigación.

This is the blog of a research group in the Unit of Applied Neurobiology (UNA, CEMIC-CONICET), who works in the area of child poverty and cognitive development. In addition to finding material on the group's research work, visitors will also have the opportunity to interact with its members, have access to information, and comment on entries on various topics related to the research in the area of interest.

Necesidades urgentes, agendas postergadas

Las políticas sociales afectan la salud, la educación y el desarrollo de sus ciudadanos, sean ellas adecuadas o no. En términos de promover el desarrollo humano, es importante que las políticas científicas se ocupen de guiar qué problemas investigar y sobre cuáles y cómo intervenir, teniendo en cuenta cuáles son las necesidades de la sociedad. Para ello, no sólo es necesario ocuparse de los contenidos específicos de cada agenda política –social y científica-, sino además crear y mantener estrategias de interacción planificadas entre ambas, de manera que las políticas sociales creen nuevas preguntas de investigación, y que las políticas científicas diseñen investigaciones orientadas a informar soluciones inherentes a las necesidades sociales.
La pobreza y sus múltiples factores condicionantes del desarrollo humano precisan de este abordaje en forma urgente y constante. Una agenda que integre las prioridades sociales con las oportunidades científicas en esta área, es además de pendiente, compleja.
Por una parte, investigadores y diseñadores de políticas -ya sean estos funcionarios políticos o administradores técnicos-, desarrollan sus tareas teniendo en consideración diferentes ideas y formas de actuar, características de dos culturas diferentes. En el caso de los investigadores, su actividad se basa en analizar y cuestionar aspectos del conocimiento general y su potencial aplicación. Por lo general, sostienen en esta labor una actitud escéptica hacia la posibilidad de una aplicación directa de sus hallazgos. En este contexto resulta natural la aceptación de niveles adecuados de complejidad, ambigüedad e incertidumbre acerca de los problemas que analizan. Desde la perspectiva de una agenda integrada, estas características los alejan de una visión pragmática. Por el contrario, la cultura de la política social está más motivada por factores políticos, económicos y sociales relacionados directamente con los problemas de la vida cotidiana y la evolución histórica de los ciudadanos. En este contexto, la información proveniente de la investigación científica tiende a ser utilizada en un sentido aplicado, con foco en las evidencias más que en la construcción de teorías. Desde la perspectiva de una agenda integrada, estas características los alejan de una consideración adecuada de la complejidad de los fenómenos sobre los cuales aplican sus estrategias.
En la medida en que no exista una integración entre ambas culturas políticas, los conflictos naturales que surgen de su interacción no se vuelcan en un proceso de construcción que permita ir superando estas antinomias y sus estancamientos, y con ello se impide contribuir al desarrollo social de una manera transformadora. Un aspecto fundamental de esta integración es la necesidad de educación científica y política que manifiestan en diferentes formas ambas culturas.
Dentro del mundo de los investigadores, existe además un segundo tipo de conflicto. Dada la complejidad de los fenómenos de desarrollo, de pobreza y la dificultad de generar conocimientos que puedan ser aplicados en forma simple, las disciplinas sociales reciben críticas de investigadores de otras áreas científicas, que suelen tener mayor influencia sobre las decisiones que se toman en las agencias que financian investigaciones –en particular cuando el factor humano tiende a estar presente en menor proporción en las prioridades de la política científica de una comunidad-. Los científicos sociales deben insumir esfuerzos permanentes para convencer a otros investigadores y políticos de que sus temas de estudio no son sólo temas de interés prioritario en toda agenda científica y de política social, sino que además su tarea es efectuada en el contexto de la metodología científica y que sus hallazgos son críticos para la comprensión y optimización del desarrollo humano. Una de las consecuencias de este tipo de conflictos suele resultar en la renuncia por parte de los investigadores de las disciplinas sociales a participar en los procesos de diseño de políticas. Esta ausencia aumenta el riesgo de: (1) crear una simplificación de la mirada sobre la complejidad de los fenómenos del desarrollo humano y la pobreza; (2) comprender cómo la pobreza impacta sobre el desarrollo desde la infancia; (3) reducir líneas de financiación para los temas de investigación en el área; y (4) afectar la creatividad e innovación en un área necesaria y urgente.
La falta de integración entre disciplinas científicas y el diseño de políticas basadas en la identificación fundada de problemas sociales, tiene consecuencias directas sobre las posibilidades de desarrollo de los ciudadanos. La ausencia o baja calidad de la información sobre sus condiciones de vida y su nivel de desarrollo, se relaciona con la generación de creencias falsas que impiden un abordaje adecuado de problemas prioritarios como las necesidades educativas, las capacidades laborales, la promoción de la salud, la prevención de enfermedades, la protección de los niños de las consecuencias del maltrato, el abuso y la explotación, y la lucha contra la pobreza en general.
La pobreza como prioridad de una agenda que integre lo social y lo científico, requiere una planificación que contribuya a visualizarla desde diferentes ángulos, que continúe promoviendo el estudio de cómo impacta al desarrollo humano y la evaluación de las estrategias que se aplican para mejorar y optimizar el desarrollo social. Esto no es posible sin la construcción y el mantenimiento de consensos y planificaciones comunes, ni sin el reconocimiento de las dificultades y la naturaleza de los procesos políticos y de evolución social. En forma parcial, esto exige revisar las formas de practicar ambos tipos de políticas, en particular aquellas en las que la acumulación de cualquier forma de poder es prioritaria por sobre las necesidades comunes.

Sebastián Lipina

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